¡Y llegó la Semana Santa! Santa no sólo por lo religioso, sino por lo esperado... esperadas vacaciones, esperada primavera, y por suerte, ¡maravilla de tiempo que está haciendo! A mi, la verdad, es que este tiempo me cambia el estado de ánimo, me entran más ganas de salir, de pasear, de hacer cosas... a pesar de mi incipiente barriguita de casi 5 meses. Quizá por eso también la alegría se me nota en la cara.
¡Y qué hay más típico de nuestra Semana Santa que los roscos! Porque en el cole ya hemos decorado huevos de Pascua, pero aquí en casa estos días toca lo "typical Spanish": los roscos, las torrijas y la leche frita, como tiene que ser, y como viene siendo tradición desde hace años en casa de mi madre. La verdad es que yo casi disfruto más haciéndolos que comiéndolos, pero claro, luego las buenas merendolas no te las quita nadie...
Los roscos que hemos hecho son de anís, que son mis preferidos, aunque los hay de muchas clases. La verdad es que además del sabor tan rico quedan esponjosos y tiernos, ¿queréis probar? ¡Pues adelante!